No es dolor en mi lo que puedes descubrir, estoy contenta con la vida. En esa cicatriz de mi antebrazo (que esta mas marcada en mi mente que en mi piel) llevo bien las lecciones que aprendí, porque me caí una y otra vez al abismo, como si abriera un portal de regreso al infierno en cada puerta, jamas olvidare que la primera puerta que me llevo al infierno estaba en el cielo y bendigo aquellos días dorados.
Aprendí mucho de esa historia que logre cerrar un tiempo atrás, tal vez aprendí demasiado para bien o para mal. Mi forma de tomar decisiones y mi carácter para afrontar los hechos, se adecuaron a mis lecciones para poder mantenerme viva. Mi rey se hizo un monstruo de piedra, con el corazón de piedra; hoy que se perdió en el bosque y no dejo mas que los huecos de sus pisadas en mi pasado y la firme idea de que jamas me dejaría pisar tan fuerte como para que marcaran mi vida, incluso no me dejaría marcar por los pasos de un baile de amor. Esta soy yo, valiente, decidida, real y milagrosamente viva.
He pensado francamente que necesito lecciones nuevas, antes de ser perro viejo y no poder aprender un nuevo truco, pero solo la noble mano franca y cuidadosa me haría abrir la boca para dar un beso de verdad.
No eres tu, ni yo, es él. Porque no esta en mi vida y aceptando que esta en mi corazón puedo afirmar hoy con entereza que en mi corazón se ha jubilado y ocupa el lugar que le corresponde ahora, no recae en él este problema entero, pero para ser franca el problema es el reflejo de mi pasado en ti, al escucharte decir ciertas cosas no puedo evitar recordar el eco de la estruendosa pisada en mi alma. Y yo que aprendí tan bien a defenderme, a aguantar tormentas y a cortar las redes, Lecciones en mi conciencia tomé para no dejarme someter, para que nada ni nadie cambiara mi mundo.
Es tan difícil mojarse la cara con agua y no percibir esos rastros de sodio en ella, que si bien es agua dulce puedo notar en ella esos brotes que me recuerdan al mar, el que me aterro me enloqueció y me volvió fuerte.
En tu voz percibo sus exactas palabras y hasta la locura de engrosarme la voz, no la levantes muy alto que todo el tiempo algo dentro de mi duerme, no sea la de malas un día y despierte para atacar confundiéndote con otro.
Te contare un secreto , de esos que me contaba un viejo amigo; las mariposas monarca son venenosas, no puedes comerlas, si sientes mariposas en el estomago estas pueden ser de cualquier tipo menos monarca por que sus toxinas te harían vomitarlas, pero si las sostienes despacio con las dos manos para evitar trucos, entonces se quedan contigo, porque esas escamas que rodean sus alas para defenderse terminan por caerse poco a poco.