El profeta no pudo mas, Lo emborracharon y le dieron de comer hasta marearlo. Despertó tirado en el piso y junto a el estaba una rubia que lo alababa,sintió el terrible peso de una cruz en su espalda, se levantó como pudo y la siguió arrastrando, no recordó como llego ahí, sólo sabía que sus ideales valían la pena. Llegaron varios hombres, uno tenía una larga túnica blanca, otro llevaba unas barbas largas con rizos a los lados, el tercero portaba una especie de turbante en la cabeza con vestimenta nada ajustada y uno más que no tenía nada característico más que un gran libro en la mano. Los cuatro hombres tomaron al profeta y a golpes lo desmayaron, untaron su cuerpo con yeso y su cara para terminar, un hombre gordo vestido de blanco y con un velo azul lo tuvo en bazos mientras se reía de el.
El profeta despertó en algo que sería más una pesadilla, a su alrededor había cientos de clones suyos, algunos morenos otros muy blancos e incluso algunos tenían una expresión de terror, grito al no poder creer lo que veía y después de destrozar algunas figuras salió corriendo, llego a un comedor conde los 4 gordos hombres que lo habían golpeado estaban comiendo manteca en charolas de oro, para evitarlos salió por otro lugar. En busca de respuestas caminó y camino hasta que encontró un gran templo, al entrar observo a varios hombres con túnica que estaban en una cama acostados rodeando una de las figuras de yeso, ellos le lamían la cara y el cuerpo en forma de burla, los hombres al verlo se levantaron y lo sacaron de el templo a empujones.
Al final el individuo no puede creer lo que esta pasando a su alrededor, no lo comprende ni asimila, el solo recuerda que sus ideales eran buenos, el solo piensa que no quería llegar a eso, camina por horas sin saber que hacer de sí, cuando encuentra la clave, corre al abismo y salta.
Ya muerto camina entre todos, se dedica a mantener la belleza de las cosas y las esperanzas encendidas, no pretende volver ni ser alabado sólo quieres estar en todo el mundo caminando con la fe de encontrar más personas y no sólo los hombres que lo llevaron a su verdadera muerte.