martes, 7 de mayo de 2013

Gris.

Creo que estoy tomándole el gusto o tal vez eso quiero creer. En el fondo me estoy enamorando de esta ingrata. Mato el tiempo en un hotel llamado vida, en esta cama que no es mía trato de dormir en la esquina  porque es una cama muy grande y aquí solo me encuentro yo. Despierto a las 3 de la mañana y no se donde estoy, logro escuchar el tic tac de el reloj que me hace eco en el pecho recordándome así que estoy sola... y no quiero cerrar las cortinas para no sentirme así , la luz que entra de los autos hace que no pierda la noción de que existen personas afuera... pero a las 4 am sin trafico en la calle la soledad se sienta en mi cama. esto es un suplicio ingenioso que me reencontró conmigo misma para valorarme y valorar a los demás.
 Me paro frente al espejo que no miente... rodeada de ese montón de sonidos que no escucha nadie pero a mi hacen mucho ruido, La soledad soy yo bañada de pasados, la soledad es quien mejor usa mis almohadas y jala mis cobijas hasta destaparme dejándome en medio del frió, No hay nada mejor que la soledad para poder mirar a los ojos a la sombra de la persona que ya no esta, esta soledad malvada odiosa y amada me gusta no se bien porque. Cuando estoy a punto de terminar a propia mano con mi soledad esta misma me recuerda que no hay mejor compañía que ella.
Al amanecer cierro mis cortinas y apago mi lampara para guardar un minuto de silencio por el velorio de la noche anterior, me levanto dejo de estar haciendo nada y me visto para salir a lo mismo.
La soledad me ha llevado a un futuro incierto, a un camino que construyo con mis pasos.