Perdona si te toco la cara, siento mucho tratar de acariciar tu frío corazón, es sólo que tengo la ilusión de darle calidez a tu vida. Maneje hasta tu puerta esta noche y me quedé esperando, esperaré para saber si este frío que cala mis huesos tiene algo que ver con el invierno de tu ciudad. Te estoy vendando las muñecas para curar tu dolor después de haberte sujetado tan duro a la vida. Al parecer tienes en las venas la sangre muy pesada y el amor muy duro. No comes ni bebés a menos que tu mérito te lo otorgue, pero aquí estoy yo tratando de salvarte a besos de esa anemia de afecto que se nota en tus ojos.