domingo, 13 de julio de 2014

El dolor de la cobardía.

Las personas cobardes no se suicidan, solo se lastiman por su propia voluntad. Tal vez tengan toda la facha de un suicida, aún así nunca serían tan gallardos. 

Y golpean su rostro repetidamente contra el pavimento para lograr sentir algo mas profundo que la nada habitual, son idiotas desollandose por extasis. 

Así es, los suicidas somos amantes del dolor porque nacimos cobardes y retorcidos, no somos ni especiales y mucho menos unos santos, algún día por error seremos salvados y sin saberlo lograremos llegar a la muerte.